martes, 13 de octubre de 2015

Tener un hijo homosexual

La normalización de la homosexualidad en los medios hace que a veces uno se olvide de la homofobia que permea a la sociedad en general, a la gente real.

Esta fantasía en la que vivimos la mayor parte del tiempo se estrella de vez en cuando con la realidad cada vez que llega un padre y/o madre de familia a consulta por tener un hij@ homosexual.

Generalmente vienen además, en medio de la crisis, con una enorme cantidad de sufrimiento y confusión con dos objetivos:
1. Aclarar porque les ha pasado esto a ellos, a su hijo, a su familia. Todo esto en tono de tragedia
2. Si yo puedo solucionar el problema. Siendo el problema que su hijo es homosexual.

El primer punto se soluciona con un poco de aceptación y perspectiva. Finalmente la homosexualidad no es ninguna tragedia en el sentido biológico. Es decir, que la naturaleza no lo considera un defecto. La homosexualidad se encuentra en todo el reino animal con la misma prevalencia que en los humanos (entre el 5 y el 10% de la población) con la diferencia que los gusanos, los elefantes, los gatos y los perros comprenden (a veces mejor que nosotros) que es natural y no le ponen la carga social que nosotros le ponemos y por tanto la mamá elefanta no sufre como tragedia el que su hijo le gusten otros de su mismo sexo.

Si se vive como tragedia, se vuelve tragedia. Especialmente porque el hijo siente el rechazo de los padres pero no puede hacer nada por cambiar lo que ES.

El segundo punto se aclara entendiendo que la homosexualidad no es una enfermedad y por tanto no se puede prevenir, curar ni puede tratarse. Tampoco es “culpa” de los padres ni de las circunstancias. Homosexual (así como mujer, hombre, moreno o con cabello rizado), se nace. Las últimas investigaciones científicas lo han logrado comprobar.

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