Hablemos sobre masturbación...

A pesar de los trabajos de Freud sobre la masturbación en la infancia, todavía existe una serie de connotaciones negativas acerca de este acto tan común. Las polémicas que esta práctica
despierta, no cesan y están teñidas por la moral judeo-cristiana y la estigmatización social, que hacen de la masturbación un acto natural lleno de prejuicios.

La medicina moderna rechaza todos los mitos y prejuicios creados en torno a la masturbación y la considera como una práctica normal y anti estresante. Es falsa la creencia de que quienes se masturban se aíslan socialmente, por el contrario, las personas que viven aisladas y no son capaces de relacionarse correctamente, encuentran en la masturbación una vía de satisfacción sexual.

Al contrario de lo que los prejuicios indican, la masturbación es una forma saludable y normal de explorar la propia sexualidad. Tampoco es exclusiva de niños y adolescentes, sino que está presente en todas las etapas de la vida.

Una de las ventajas de esta práctica es que permite una actividad sexual segura, sin riesgos de embarazo o adquirir alguna infección de transmisión sexual.

Aunque se piense lo contrario a nivel popular, esta práctica no está reñida con la actividad sexual en pareja, sino que es complemento de la misma, permitiendo al individuo conocer sus propios deseos y respuestas para compartirlos con la pareja.

Permite liberar la tensión sexual y por tanto la tensión general, además de mejorar el humor.

Para quienes tienen pareja, les permite conocer mejor su propia sexualidad y compartir este conocimiento con la pareja para mejorar su vida sexual.

Es una acción utilizada en tratamientos para la disfunción sexual, tanto en el hombre como en la mujer.

Relaja la musculatura y favorece el sueño. También aumenta la secreción de endorfinas, las cuales proporcionan un estado de                                                                 bienestar físico y mental, y reducen el estrés.